A Lisboa hay que ir, al menos, una vez en la vida. Pero, si ya has estado, entonces no te quedará más remedio que volver una y mil veces, porque esta ciudad engancha.
El acceso por tierra, a través del Puente 25 de Abril, se te quedará grabado en la memoria para siempre. No solo por la vista que desde él tendrás de la ciudad, sino también, por el peculiar sonido que los automóviles hacen sobre sus carriles de rejilla. Por aire, Lisboa entera se rendirá a tus pies, aunque después, serás tú quien lo haga.
Se ha escrito mucho sobre esta ciudad decadente y maravillosa y aun así, creo que siempre puede aportarse algo, sobre todo cuando la atracción que se ha sentido y se siente sigue ahí, inalterable.
- Hacia Mouraria y Baixa
Estoy casi al lado de la Fundación Calouste Gulbenkian, pero en esta ocasión no voy a acercarme, ya lo hice en una estancia anterior. Aun así, tengo que recomendarte su visita pues, aun en el caso de que no seas un apasionado de los museos, ver su jardín y tumbarse en la hierba es suficiente motivo para llegar hasta ella.
Comienzo el descenso por la misma avenida de antes, pero antes de llegar hasta la Baixa, no puedo dejar de proponerte un plan alternativo. Por la acera de la izquierda, acércate hasta el Hotel Heritage Av. Liberdade (no tiene pérdida, ocupa un bonito edificio pintado de azul) verás que hace esquina con Largo da Anunciada. Pues bien, entra en la calle y síguela. Al fondo te toparás con los raíles del ascensor más antiguo de Lisboa, el de Lavra, que te subirá hasta Mouraria.
Una vez arriba ve hasta la Praça do Martim Moniz donde hallaras el Mercado de Fusão, espacio donde se aglutinan restaurantes de comida internacional, músicas del mundo, artesanía...Un lugar singular de reciente creación. En el horizonte divisarás el Castelo de S. Jorge al cual podrás acercarte dando un agradable paseo. Como ves, es una manera diferente de llegar hasta Graça y Alfama, aunque la "más tradicional" te la cuento más adelante.
Después de este apunte, yo sigo bajando por la Avenida y llego hasta la Praça dos Restauradores, amplio espacio donde se levanta este magnifico edifico art decó, el Teatro Eden. Hasta 1989 funcionó como cine pero, al igual que tantos otros, ha sido reconvertido. En este caso en hotel.
Caminando en dirección al río, no me pasa desapercibida la fachada de la Estación de Rossio que, con sus puertas en forma de herradura, parece desearte buena suerte en tu viaje.
Continúo y, al igual que Pereira, lo hago por la misma rua que él siguió alejándose de su ciudad y del fascismo. Es la Rua Augusta, calle cambiante que pasa del bullicio incomodo a un silencio fantasmal. Solo hay que esperar a que los negocios echen el cierre para comprobarlo.
En la Praça do Comércio me encuentro, de pronto, rodeada por lisboetas que se dirigen con prisa hacia esos autobuses y tranvías que, apostados en este centro neurálgico, se encargarán de llevarles, un día más, a esos lugares en los que transcurrirá su jornada. Yo, que tengo de todo menos prisa, me acerco hasta el Café Martinho da Arcada, espacio donde dos escritores que admiro, Pessoa y Saramago, decidieron pasar parte de su tiempo entre sus mesas. Ya no están, pero algo en el ambiente los hace presentes.
Comienzo el descenso por la misma avenida de antes, pero antes de llegar hasta la Baixa, no puedo dejar de proponerte un plan alternativo. Por la acera de la izquierda, acércate hasta el Hotel Heritage Av. Liberdade (no tiene pérdida, ocupa un bonito edificio pintado de azul) verás que hace esquina con Largo da Anunciada. Pues bien, entra en la calle y síguela. Al fondo te toparás con los raíles del ascensor más antiguo de Lisboa, el de Lavra, que te subirá hasta Mouraria.
Una vez arriba ve hasta la Praça do Martim Moniz donde hallaras el Mercado de Fusão, espacio donde se aglutinan restaurantes de comida internacional, músicas del mundo, artesanía...Un lugar singular de reciente creación. En el horizonte divisarás el Castelo de S. Jorge al cual podrás acercarte dando un agradable paseo. Como ves, es una manera diferente de llegar hasta Graça y Alfama, aunque la "más tradicional" te la cuento más adelante.
Después de este apunte, yo sigo bajando por la Avenida y llego hasta la Praça dos Restauradores, amplio espacio donde se levanta este magnifico edifico art decó, el Teatro Eden. Hasta 1989 funcionó como cine pero, al igual que tantos otros, ha sido reconvertido. En este caso en hotel.
Caminando en dirección al río, no me pasa desapercibida la fachada de la Estación de Rossio que, con sus puertas en forma de herradura, parece desearte buena suerte en tu viaje.
Continúo y, al igual que Pereira, lo hago por la misma rua que él siguió alejándose de su ciudad y del fascismo. Es la Rua Augusta, calle cambiante que pasa del bullicio incomodo a un silencio fantasmal. Solo hay que esperar a que los negocios echen el cierre para comprobarlo.
Fotograma de Sostiene Pereira. |
- Hacia Graça y Alfama
Es aquí, delante del Convento da Graça, donde comienza mi peregrinar por los miradores de Lisboa. Una vista de la ciudad que no puedes dejar escapar. Un poco más arriba, se encuentra el de Nossa Senhora do Monte, si bien la perspectiva es muy similar.
Aprovecho que es día de mercado y por Rua Veronica me acerco hasta Campo Santa Clara, espacio donde los martes y sábados se monta la famosa Feira da Ladra. Mercado de las pulgas donde se puede encontrar un poco de todo, la mayoría objetos de segunda mano de lo más curiosos.
Sigo bajando para perderme por las "vielas de Alfama" donde las casas muestran su piel brillante de reflejo cerámico y su maquillaje desvaído.
Al anochecer, la canción de Mariza cobra todo su significado, ante todo si puedes escuchar Fado en Mesa de Frades (Rua dos Remedios 139A, Tel: 351-917 029 436) Puede que tengas suerte y que esa noche pasen por allí Camané, Carminho, Mariza...yo no vi a ninguno de ellos pero, al menos, tuve el placer de escuchar a Luis Guerreiro, virtuoso de la guitarra portuguesa que ha acompañado a las mejores voces fadistas de los últimos años. Tengo que decirte que, quien fuera la regente de este espacio ha abierto, en el número 190 de la misma Rua dos Remedios, Bela Vinhos e Petiscos ( Tel: 351 964 670 964) También aquí podrás escuchar fado, pero solo los domingos.
Al anochecer, la canción de Mariza cobra todo su significado, ante todo si puedes escuchar Fado en Mesa de Frades (Rua dos Remedios 139A, Tel: 351-917 029 436) Puede que tengas suerte y que esa noche pasen por allí Camané, Carminho, Mariza...yo no vi a ninguno de ellos pero, al menos, tuve el placer de escuchar a Luis Guerreiro, virtuoso de la guitarra portuguesa que ha acompañado a las mejores voces fadistas de los últimos años. Tengo que decirte que, quien fuera la regente de este espacio ha abierto, en el número 190 de la misma Rua dos Remedios, Bela Vinhos e Petiscos ( Tel: 351 964 670 964) También aquí podrás escuchar fado, pero solo los domingos.
Nuevo descanso, esta vez para tomar una refrescante cerveza Sagres en el verde bar de la plaza, frente al Museo de Artes Decorativas Portuguesas.
Desde aquí, tengo la opción de subir al Castelo de S. Jorge o seguir por el Largo Santa Luzia, hasta el miradouro del mismo nombre y opto por lo segundo. Enclavado frente a la iglesia y rodeado de un pequeño parterre, una pérgola cubierta de vegetación y grandes buganvillas invitan a descansar sobre bancos de obra cubiertos de azulejos. En ocasiones, una música callejera suena bajo su sombra.
A un paso del mirador se encuentra el restaurante Senhora Mae (Largo de Sao Martinho 6. Tel: 351- 218 875 599) un lugar que descubrí por casualidad y al que fui a cenar en una estancia anterior. En esta ocasión repito, pero a la hora de comer. Es un lugar muy acogedor, con un servicio atento y agradable. Buena cocina sin pretensiones que podrás acompañar con una buena selección de vinos portugueses. A mediodía puede que pierda el romanticismo y la atmósfera pausada de la noche, pero aun así, es una buena elección si quieres relajarte y disfrutar de la comida.
En mi deambular me acerco hasta el antiguo O Terraço.
En la última planta, de lo que fuera el Mercado Chao do Loureiro, se encuentra esta explanada en la que poder disfrutar de un ambiente relajado y unas vistas casi cinematográficas de la ciudad. El edificio sobre el que se asienta ha sido remodelado completamente y ahora, O Terraço, ha cambiado de nombre y de dueños pasando a ser el restaurante Zambeze. Afortunadamente, conserva la magnifica terraza.
Si por el contrario buscas un espacio menos chill out pero no menos agradable, entonces puedes acercarte hasta el Bar das Imagens (Calçada do Marqués de Tancos 1). Tanto de día, como si la noche acompaña, este pequeño espacio en que se ubican sus mesas es otra buena opción para pasar un buen rato. Cafés, vinos, cervezas, mojitos o amarguinha con limón y como fondo, el Chiado.
- Hacia Chiado y Barrio Alto
o algo más original para los que somos foráneos, subir por medio de dos ascensores, el de Gloria y Bica o un elevador, el de Santa Justa.
Para acceder por el de Gloria, tendrás que ir hasta la Praça dos Restauradores y en un momento, te depositará al lado del Jardim de S. Pedro de Alcântara, otro lugar desde el que obtendrás una preciosa panorámica.
Si quieres hacerlo por el de Bica, entonces debes dirigirte hasta el número 234 de la Rua de S. Paulo. Te subirá hasta Largo Calhariz.
Una vez aquí, si tomas la Rua Marechal Saldanha podrás disfrutar de otro espacio emblemático de la ciudad, el Miradouro de Santa Caterina. Junto a él se encuentra el Museu da Farmácia que cuenta con el Restaurante Pharmacia de decoración cuidada y estupendo jardín. Muy de moda desde hace unos años.
Foto. José Ventura/Expresso |
Por último, el elevador de Santa Justa te llevará hasta casi la puerta de lo que queda de la antigua Iglesia del Convento do Carmo. Para ello tendrás que llegar hasta la Rua do Ouro, en la Baixa.
Y hablando de elevadores, ascensores y eléctricos, nada mejor que adquieras la tarjeta de transporte conocida como 7 colinas.
Es una tarjeta recargable que te permitirá moverte por toda la red de transportes de la empresa Carris y por el metro. Aquí te explican donde adquirirlo y las diferentes modalidades con que cuenta que mejor se adapten a tus necesidades. Es más barato y cómodo que ir pagando cada vez que hagas uso de un transporte.
Si te ha sabido a poco, justo enfrente encontrarás el Jardim Botânico. Te aseguro que su visita merece la pena.
Pero no puedo irme de esta zona sin hablarte del archiconocido Pavilhão Chinês (Rua Dom Pedro V nº 89).
De él te diré que es un café-bar diferente a cualquier otro que hayas conocido. Vamos, que casi forma parte del patrimonio cultural de Portugal. En Madrid, ya hace unos cuantos años, se abrió una sucursal del mismo en la Calle Lagasca 31. Actualmente, el espacio lo ocupa La Posada de las Ánimas.
Si el plan anterior no te apetece, entonces sigue la dirección contraria, por Rua S- Pedro de Alcântara hasta Rua Nova da Trindade. En el número 20 está la famosa Cervejaria Trindade, templo del azulejo. Un espacio curioso donde tomar una cerveza y poco más pues, la comida, no está a la altura de un sitio tan bonito. Sigo por ella hasta desembocar en la famosa Rua Garret, calle en la que además del conocidísimo Café A Brasileira se encuentra la Livraria Bertrand. Por supuesto no tan maravillosa como la de Lello & Irmao de Oporto, de la que ya te hablé pero, según dicen, sí la más antigua, fundada en 1732. Me acerco hasta el número 19 de la calle donde, a través de un gran portal, accedo a un amplio patio interior. Aquí, puedes hacer una parada en Fábulas, un multiespacio que cuenta con una terraza estupenda.
La Praça Luis de Camões, puede considerarse punto fronterizo entre Chiado y BARRIO ALTO y es por éste último por donde ahora camino.
En esta zona, la proliferación de tiendas de ropa alternativa y, como no podía ser de otra manera, también vintage es abrumadora. Perderse por sus calles, en busca de algo, es todo un pasatiempo. Ya solo en la Rua Norte encontrarás algunos sitios interesantes y uno de los templos del Fado, la Adega Machado. Por aquí los restaurantes surgen en cada esquina, como el Farta Brutos (Travessa da Espera 20) un pequeño restaurante con decoración y comida tradicional, nada minimalista. Un sitio de esos de toda la vida, casi una institución pero que debería mejorar si quiere seguir siéndolo.
Te recuerdo que estás cerca del Mirador de Santa Catarina, ese del que te he hablado antes, por si todavía no te has acercado hasta él. Siguiendo mi deambular, me topo con el enorme Palacio de S. Bento, edificio que alberga la Assembleia da República portuguesa y a partir de aquí, puede decirse que entro en Lapa, zona residencial repleta de embajadas y casas señoriales.
Sigo la Calçada da Estrela para desembocar en una gran plaza sobre la que se levanta la Basílica da Estrela. No accedo a ella, pero sí al Jardim de igual nombre que está justo enfrente. Entra en él, seguro que te gustará.
Esta zona, antes demasiado tranquila, ha ido cambiando poco a poco. Se encuentra hoteles con encanto como As Janelas Verdes o el York House donde, aunque no estés hospedado, podrás tomarte algo en sus agradables terrazas interiores. En cuanto a restaurantes, por aquí se localizan algunos de los más punteros, como el Clube de Jornalistas o A Travessa. No he estado en ninguno de ellos, pero espero hacerlo en próximas visitas pues, las críticas y reportajes que he visto, los consideran de lo mejor de Lisboa. Hoy, me conformo con comer en un lugar que ha salido a mi paso y desde el que tengo esta estupenda visual. El Pica-Pau (Rua dos Remédios à Lapa 61).
Es una tarjeta recargable que te permitirá moverte por toda la red de transportes de la empresa Carris y por el metro. Aquí te explican donde adquirirlo y las diferentes modalidades con que cuenta que mejor se adapten a tus necesidades. Es más barato y cómodo que ir pagando cada vez que hagas uso de un transporte.
- Subiendo por el de Gloria
Pero no puedo irme de esta zona sin hablarte del archiconocido Pavilhão Chinês (Rua Dom Pedro V nº 89).
Si el plan anterior no te apetece, entonces sigue la dirección contraria, por Rua S- Pedro de Alcântara hasta Rua Nova da Trindade. En el número 20 está la famosa Cervejaria Trindade, templo del azulejo. Un espacio curioso donde tomar una cerveza y poco más pues, la comida, no está a la altura de un sitio tan bonito. Sigo por ella hasta desembocar en la famosa Rua Garret, calle en la que además del conocidísimo Café A Brasileira se encuentra la Livraria Bertrand. Por supuesto no tan maravillosa como la de Lello & Irmao de Oporto, de la que ya te hablé pero, según dicen, sí la más antigua, fundada en 1732. Me acerco hasta el número 19 de la calle donde, a través de un gran portal, accedo a un amplio patio interior. Aquí, puedes hacer una parada en Fábulas, un multiespacio que cuenta con una terraza estupenda.
La Praça Luis de Camões, puede considerarse punto fronterizo entre Chiado y BARRIO ALTO y es por éste último por donde ahora camino.
En esta zona, la proliferación de tiendas de ropa alternativa y, como no podía ser de otra manera, también vintage es abrumadora. Perderse por sus calles, en busca de algo, es todo un pasatiempo. Ya solo en la Rua Norte encontrarás algunos sitios interesantes y uno de los templos del Fado, la Adega Machado. Por aquí los restaurantes surgen en cada esquina, como el Farta Brutos (Travessa da Espera 20) un pequeño restaurante con decoración y comida tradicional, nada minimalista. Un sitio de esos de toda la vida, casi una institución pero que debería mejorar si quiere seguir siéndolo.
- Hacia S. Bento y Lapa
Te recuerdo que estás cerca del Mirador de Santa Catarina, ese del que te he hablado antes, por si todavía no te has acercado hasta él. Siguiendo mi deambular, me topo con el enorme Palacio de S. Bento, edificio que alberga la Assembleia da República portuguesa y a partir de aquí, puede decirse que entro en Lapa, zona residencial repleta de embajadas y casas señoriales.
Sigo la Calçada da Estrela para desembocar en una gran plaza sobre la que se levanta la Basílica da Estrela. No accedo a ella, pero sí al Jardim de igual nombre que está justo enfrente. Entra en él, seguro que te gustará.
Esta zona, antes demasiado tranquila, ha ido cambiando poco a poco. Se encuentra hoteles con encanto como As Janelas Verdes o el York House donde, aunque no estés hospedado, podrás tomarte algo en sus agradables terrazas interiores. En cuanto a restaurantes, por aquí se localizan algunos de los más punteros, como el Clube de Jornalistas o A Travessa. No he estado en ninguno de ellos, pero espero hacerlo en próximas visitas pues, las críticas y reportajes que he visto, los consideran de lo mejor de Lisboa. Hoy, me conformo con comer en un lugar que ha salido a mi paso y desde el que tengo esta estupenda visual. El Pica-Pau (Rua dos Remédios à Lapa 61).
Ahora que me acuerdo, por aquí también está el Varina da Madragoa (Rua das Madres 34-36). Una casa de comidas de la que guardo un grato recuerdo. En su comedor, pequeño y acogedor, tomé un rico bacalhau a brás en estupenda compañía.
¡¡En esta terraza se está en la gloria!! pero hay que ponerse de nuevo en pie y seguir caminando. Paso por delante del Museu Nacional de Arte Antiga. Su colección es genial, al igual que las vistas desde el Miradouro da Rocha do Conde de Óbidos, justo a su entrada. Desde él verás el puerto a pleno rendimiento.
¡¡En esta terraza se está en la gloria!! pero hay que ponerse de nuevo en pie y seguir caminando. Paso por delante del Museu Nacional de Arte Antiga. Su colección es genial, al igual que las vistas desde el Miradouro da Rocha do Conde de Óbidos, justo a su entrada. Desde él verás el puerto a pleno rendimiento.
- Caminito de Belém
Si el hambre te acecha, es hora de comerse unos pastéis. Vete hasta la Antiga Confeitaria de Belém (Rua de Belém 84) cómprate unos cuantos y cómetelos viendo atardecer casi con los pies en el agua. Te sabrán el doble de ricos, doy fe.
Pero, por si ya no es hora de merendar sino de cenar, entonces podrás hacerlo en los múltiples restaurantes que, a lo largo de la Rua Vieira Portuense, se suceden sin solución de continuidad. Cierto que quizá pequen de demasiado turísticos pero, si ese plan no te convence, entonces te propongo la Enoteca de Belém (Travesa do Marta Pinto 21. Tlf: 351 213 631 511) donde te esperan buenos vinos, ricos platos y un ambiente relajado.
Como no podía ser de otra manera, regreso a casa envuelta en saudade.
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