Restaurante Marco G. en Roma



Nos vamos de cena? Pues....¡¡¡yo creo que sí!!! y para no alejarme demasiado, pues mis pies empiezan a notar los efectos de las caminatas, he decidido buscar un sitio cerca de mi morada, a ser posible sin demasiado bullicio ni transito de viandantes que puedan distraerme de, lo que espero, sea una agradable cena.

En principio me dirigí, por recomendación de mi amiga Raquel, a la "Taverna Trilussa". Ella guardaba un grato recuerdo de este sitio pues, un día, decidió que era el momento de darse un homenaje y tirar la casa por la ventana mientras estaba de "becaria precaria" en Roma. 

Pero hoy no he tenido suerte, el restaurante en cuestión está hasta la bandera.

Me he quedado un poco chafada pero bueno, tampoco es para desesperar pues, otra cosa no habrá, pero ¿restaurantes por el Trastévere? los que quieras.  

Retrocedí y me encaminé hacia Vía Garibaldi y nada más doblar la esquina vi una terraza que reunía todas las características que estaba buscando con lo cual, ni corta ni perezosa, hacia ella me dirigí. 

El lugar en cuestión se llama Marco G. y aunque no tenía ninguna referencia sobre él, me pareció que podía ser un buen sitio y afortunadamente no me equivoqué.

Para que se te haga la "boca agua", te diré que me decidí por una ensalada de pulpo acompañada de patatas, hinojo y apio y unos bombolotti all´amatriciana (es un tipo de pasta corta rayada en su exterior y con un diámetro mayor que los macarrones conocidos por todos) acompañado todo con un buen vino blanco del Lazio, un Chardonnay Casale Del Giglio.

En esta ocasión ¡¡¡sí había postre!!! y no hizo falta que mirase la carta. Nada más sentarme vi que tenían fresas del bosque....una auténtica delicia que, pocas veces, he tenido la oportunidad de comer.

Un bosque en cada bocado.




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