Tras el Tíber




Una y mil veces volvería a Roma. Cada vez que pienso en ella la veo como mi segunda casa y aunque nunca haya tenido la posibilidad de vivir largas temporadas en ella (ganas no me han faltado) puedo decir que ya la voy conociendo, poco a poco, pero intensamente.

En esta última ocasión, me he paseado por sus calles en el mes de Abril y si siempre está brillante, en primavera adorna su decadencia con un traje de fiesta. Sus casas, palacios, paseos y jardines te muestran todo esplendor y un olor a azahar te inundará si te acercas a il Giardino degli Aranci.



Al plantearme el retorno a ella, decidí que mi lugar de reposo estuviera ubicado en un barrio al otro lado del río y claro, no podía ser otro que el Trastévere. Conocido solo de pasada, pero enamorada de él desde la primera vez, ahora he tenido la oportunidad de verlo más detenidamente y de comprobar el ritmo de vida tanto diurno como nocturno. Francamente, no defrauda.

Para alojarme, busqué un pequeño apartamento que tuviera todo lo necesario y cuya localización me permitiera moverme sin necesidad de estar pendiente de autobuses, tranvías o metro. Buceando en la red di con una página, de nombre airbnb y puedo asegurar que fue todo un acierto.

Dentro de la enorme oferta, mi elección se decanto por una casita muy cercana al río y a uno de los puentes que cruzan el Tíber, el Ponte Sisto, lo que me permitió salir a correr de buena mañana (pero sin madrugar...que estaba de vacaciones). Puedo asegurarte que, si eres amante de correr, esta zona es el lugar perfecto. Solo tienes que bajar a su orilla y te encontrarás con una estupenda pista para hacerlo, eso sí, siempre que la crecida del río no te lo impida.



Aparcada la maleta, hay que ir pensando en salir para regalarse la primera cena. Las posibilidades son múltiples en este rione con lo cual, el problema no estará en encontrar un sitio, sino en decidirte por uno y que tengan mesa.

Después de cenar ya sabes, o vuelves al nido o.....una copa, a ser posible en buena compañía, con buena conversación y en una terraza, viendo pasar a los noctámbulos que, como yo, se resisten a perderse en el mundo de los sueños.

Pasear sin rumbo fijo por esta zona es una gozada, eso sí, te aconsejo un calzado cómodo, tanto de día como de noche (advertencia para las chicas, los sampietrini en el Trastévere son auténticos come tacones, con lo cual tus fantásticos "manolos" pueden terminar despellejados como San Bartolomé).



Andando, andando me dirigí hacia un lugar desde el que se tienen unas de las mejores vistas de esta fantástica ciudad, pero no la única, ya te comentaré en próximas entradas otros lugares desde los que disfrutar de otras panorámicas que te dejan sin palabras; en este caso, la subida la hice por Via Garibaldi hasta la Piazza de San Pietro in Montorio, lugar en el que se encuentra el famoso Templete de Bramante, dentro de uno de los patios de la Academia de España en Roma. 



Subí un poquito más, hasta la Fontana dell´Acqua Paolla, para que mi campo de visión se ampliara.....fue el momento de sacar la cámara.



A dos pasos de aquí se encuentra el Jardín Botánico, lugar para relajar el espíritu, siempre y cuando no se sea alérgico, claro.

Dejando la Colina del Gianicolo, que es donde se ubica todo lo comentado, retomé mi caminata, para dirigirme de nuevo a las callecitas de "mi barrio". Me encaminé hacía Santa María in Trastévere y volví a entrar en ella, una vez más, para refrescar en mi memoria sus mosaicos. 



Después, y de nuevo a la luz del día, pensé que era el momento de ir callejeando hasta la Basílica de Santa Cecilia. Dentro de ella se encuentra, para mi gusto, una de las esculturas más impactantes y originales que he visto nunca, debido a que el escultor Stefano Maderno, dejó a un lado la teatralidad para mostrar a la Santa en la postura en que, al parecer, fue encontrada muerta. Si tienes la suerte de verla y una monja está ensayando en el órgano, entonces seguro que no olvidarás la visita. 



Y ya puesta a entrar en iglesias ¡¡¡cómo no iba a entrar en San Francesco a Ripa!!! -muy cerca de la anterior- para ver el éxtasis de la Beata Ludovica Albertoni, tantas veces estudiada durante mis años de carrera, y extasiarme yo también.

De vuelta hacia mi apartamento, no pude por menos que detenerme en la Antica Caciara Trasteverina de Roberto Polica y comprar algunos de sus fantásticos productos.

No me resistí a "il guanciale" fundamental si quieres hacer una auténtica carbonara, "il pecorino romano" queso que debes emplear si te decantas por preparar el famosísimo plato de pasta cacio e pepe y una riquísima "mozzarella affumicata". 

Por cierto, además te pueden hacer unos bocadillos absolutamente deliciosos y encima Roberto es un encanto!!!.

Antes de tomarme el merecido descanso y ya cerca de mi calle, me senté a tomarme un rico spritz en el local que se esconde bajo esta preciosa enredadera, saboreándolo lentamente mientras veía caer la tarde.






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