Trattoria da Alfredo e Ada. Roma


Después de una mañana haciendo turismo y antes de que las ganas de llevarme un plato de comida a la boca comiencen a cambiarme el carácter, ya empiezo a pensar que se acerca el momento de dar un descanso a mis pies y placer a mis sentidos, no solo al del gusto sino también a los demás, pues para mí comer debe ser algo que se disfrute con los cinco.

Una comida relajada, donde puedas escuchar a tu compañero de mesa sin necesidad de que te hable a gritos porque el ruido de fondo del local lo impida, donde la presentación de los platos sea simplemente correcta y el espacio limpio y cuidado,  donde el tacto disfrute y donde los olores que te lleguen sean a buena comida y no a aceites una y mil veces utilizados.

Pues bien, en uno de mis paseos por Roma, andando, andando, acabé en Via Giulia y me di cuenta que me encontraba muy cerca de un restaurante sobre el que habían hecho una pequeña referencia en un artículo publicado en El Viajero de El País y hacia él me encaminé.

El lugar en cuestión se llama Alfredo e Ada y... qué puedo decir!!! pues que fue todo un descubrimiento. Un espacio pequeño, con pocas mesas y que seguramente compartirás con otros comensales -algo que llevan haciendo desde que los padres de Sergio y abuelos de Chiara, o sea Alfredo y Ada, crearan esta casa de comidas debajo de su propia casa- y que ahora está tan de moda en mucho restaurantes "in". 

A mí me encanta tener mi espacio cuando me siento a una mesa, pero he de reconocer que si me encuentro de viaje "ese problema" en ocasiones se difumina, e incluso....quién sabe? puede que conozcas a gente interesante!!!

Pues bien, te sientas a la mesa y Sergio te canta la carta, una carta corta pero más que suficiente y de beber, no te rompas la cabeza, vino de la casa servido en frasca. Los platos que ofertan se mueven dentro de la comida más tradicional romana, pero también hacen algún guiño a la innovación. Así, por ejemplo, no faltó en la mesa unas alcachofas a la romana que se deshacían en la boca, unos penne carbonara por supuesto sin nata, una lasagna de radicchio y queso gorgonzola sorprendente y novedosa al menos para mí y un bacalao con tomate en su punto justo de preparación. 

Si eres amante de los postres, lo siento, pues no hay, aunque para que no te vayas con  las ganas de algo dulce te traerán unas deliciosas ciambelle al vino que Sergio, al igual que hacía su madre, te aconsejará que las mojes en tú vaso de vino para disfrutar de todo su sabor. Y luego, un café.

Un precio bastante económico 38€ dos personas y una comida que, para algunos amantes de este pequeño lugar es descrita así: "en cada bocado un pedazo de Italia y de una Roma de hace 50 años".


Da Alfredo e AdaVia Banchi Nuovi, 14. Roma





3 comentarios:

  1. Leer esto y querer teletransportarme a Roma ipso facto para la cena ;-).
    Gracias por la recomendación, apuntada queda!

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  2. Gracias preciosa, lo estaba viendo y saboreando mientra lo leía. Si se pone a tiro no nos lo perderemos. Ya te contaré!! Mille abbracci!!!

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